Observo el paisaje
con el alma palpitante
y me doy cuenta que,
del antiguo pasado,
no queda casi nada
Cae la primera nevada
y se encienden las farolas
mi mente, como un tren
de la memoria,
va a toda velocidad
Serpentea entre bosques
dorados y rojos
y se adentra
en un callejón melancólico
El tren sigue.
Los senderos de un cementerio
de siglos se yergue
con sus tumbas ilustres
Las ardillas,
el graznido de los cuervos
y las pinceladas del bosque
pasan raudas, como la vida
Pero de pronto
una bahía azul
poblada de gaviotas
me llena de renovadas ilusiones
Como aquel cementerio
venero los recuerdos
y a ese barco del futuro
que se ondula frente a mí
♥ Carolina Haus ♥
♥ Carolina Haus ♥
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