Después de la tormenta
estuvimos envueltos
en una hora
mística
Horas suspendidas,
horas morosas,
como de un reloj sin tiempo
A medida que atravesábamos
la puerta azul
el sol
desabrochaba
su capa de niebla
Radiante, él se agigantó y
desplegó sus alas
como un superhéroe
dejando al descubierto su pecho,
brillando al mundo
♥ Carolina Haus ♥
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